Bachillerato para adultos: una apuesta por la inmersión social

Uno de los múltiples desafíos que se presenta para la sociedad del siglo XXI, ha sido el de cubrir el acceso a la vida escolar para garantizar el derecho fundamental a la educación de todos los seres humanos en cualquier parte del globo, o por lo menos reducir al máximo los nivel de analfabetismo, que por diversas circunstancias, aun se siguen presentando, principalmente en países de menor crecimiento económico, que han sido víctimas de la pobreza, de la guerra o que aún están en vía de desarrollo, como es el caso de los países de  América latina.  Según las cifras de la UNESCO, hasta el año 2017, de los más de 630 millones de habitantes de Latinoamérica y el Caribe, 32 millones aún son analfabetas, cifra que representa entonces, el 4% de la población mundial. En esa medida los gobiernos nacionales han creado distintos programas y planes de contingencia que ayuden a superar la crisis educativa que se presenta en sus países, y Colombia no ha sido la excepción. Las cifras del DANE arrojan que el 5, 8 % de la población colombiana es analfabeta, lo cual equivale a 2, 8 millones de personas aproximadamente mayores de quince años que no saben leer ni escribir, y que habitan regiones profundamente marcadas por la violencia, la marginalidad del Estado, la falta de recursos económicos, el desplazamiento forzado y el conflicto armado. De otra parte se estima que, una  parte de la población adulta de las ciudades, de estratos medios y bajos no ha podido culminar sus estudios de educación básica secundaria, ya que las circunstancias les forzaron a buscar un empleo para poder subsistir, dejando de lado su formación académica y por ende, cerrando las puertas a la formación profesional; estas circunstancias traen como consecuencia la informalidad en el empleo y los bajos ingresos monetarios, lo cual a su vez, mantiene los índices de pobreza.

Es por ello que el gobierno ha puesto en marcha el programa Nacional de alfabetización, cuyo propósito es reducir los índices de analfabetismo en el país y contribuir con ello a la erradicación de la desigualdad y la pobreza en el país; este programa es financiado y aplica para las personas de escasos recursos o menos favorecidas en el territorio nacional.

¿Cómo estudiar?

En el caso de aquellos que por sus circunstancias laborales requieren de la culminación de sus estudios de educación básica, o que son desempleados, o empleados informales, se presentan cuatro modalidades de educación continuada para alcanzar esta meta y que facilita los recursos, el tiempo y la economía. Actualmente existe la formación por ciclos, la cual acelera  y flexibiliza el proceso de formación de los adultos, ya que el currículo es diseñado para cubrir los derechos básicos de aprendizaje (DBA).

Modalidad a distancia: centros educativos que trabajan con módulos, asignan tareas y hacen la revisión y retroalimentación de las actividades en un tiempo acordado en el que el estudiante debe presentarse de manera presencial.

Modalidad virtual: Es una de las modalidades de mayor auge en estos tiempos debido al acceso fácil a la información a través de las redes informáticas y las TICS. Ahorra el tiempo de desplazamiento y permite el estudio desde la comodidad del hogar.

Modalidad presencial diurna y nocturna: es el modelo de educación tradicional en el que los estudiantes pueden escoger el horario que sea más conveniente con sus tiempos laborales o  los quehaceres del hogar. Normalmente oscila entre las cuatro y las cinco horas; sin embargo por su demanda de tiempo no es recomendable para los adultos que tengan múltiples ocupaciones, a menos que sea de carácter semipresencial

¿Por qué y para qué estudiar?

No sobra recordar que la culminación de los estudios, es necesaria para la realización personal en los distintos ámbitos de la vida social, política y cultural. Permite a quienes acceden a ella ser sujetos autónomos, libres e independientes, capaces de asumir responsabilidades civiles que no podrían realizarse por falta de educación. La educación continuada es una llamada a reivindicarse con los procesos culturales que demandan formación para la libertad y la construcción de identidad de las comunidades locales y globales, y abre las puertas al trabajo formal y bien remunerado, que a su vez, contribuye a la disminución de los índices de pobreza y violencia de nuestra sociedad.

Dónde estudiar

Para quienes tengan una mejor solvencia económica, existen un sinnúmero de entidades y centros de formación para adultos con precios asequibles, acorde con las posibilidades de pago de los usuarios e interesados en culminar sus estudios, desde los programas patrocinados por el gobierno en distintos centros, escuelas y centros educativos, hasta institutos privados y cajas de compensación que brindan programas semestralizados en distintos puntos de la ciudad. Valdría la pena entonces, hacer una búsqueda de estos centros de formación dependiendo de los factores fundamentales para retomar los estudios: tiempo, espacio y economía.