Educación para la tercera edad

Existe una responsabilidad por parte de las instituciones de educación superior de generar programas académicos que integre a los adultos mayores. Es necesario que las nuevas transformaciones educativas en Colombia abarquen todo tipo de poblaciones en cuanto a género, edad y territorio.

Si bien es cierto que el país debe hacer una apuesta monumental en las juventudes y su desarrollo académico y profesional-pues de ello depende en gran parte el desarrollo económico y social a futuro de la nación-, no hay que dejar a un lado a la población adulta mayor y su enorme aporte cultural e histórico, más aún cuando, según cálculos del Estudio Nacional de Salud, Bienestar y Envejecimiento (Sabe), en Colombia en el 2021 habrá una persona mayor de 60 años por cada dos adolescentes.

Este mismo estudió ha revelado que en la actualidad, en promedio, el 11% de la población total del país tiene más de 60 años, un poco menos del doble de lo que había hace una década.

Si a esta realidad se le suma que cerca del 41 por ciento de los adultos mayores en Colombia padecen depresión, 3 de cada 10 se quejan de estar en completo abandono, y casi la décima parte de todos ellos viven solos, el panorama no solo es desalentador, sino que lanza una alerta a la sociedad.

En lo educativo, existe también una responsabilidad por parte de las instituciones de educación superior de generar programas académicos que integre a los adultos mayores y les brinde herramientas de conocimientos actuales (sobre todo en lo digital), pero más allá de esto, que genere espacios para la convergencia de tanta sabiduría y experiencias, que puede ser también aprovechada por los estudiantes más jóvenes, y que de cierto modo pueden contribuir a mermar las problemáticas que enfrenta la población mayor.

En este sentido, por ejemplo, la Pontificia Universidad Javeriana, a través de la Dirección de Educación Continua, le está apostando a un proyecto llamado Club Xavier, un espacio para que los adultos mayores compartan toda la riqueza intelectual sumada por años de estudio, trabajo y desarrollo de actividades por gustos y aficiones.

Su objetivo no es otro que el de enriquecer el bienestar físico, espiritual e intelectual de la población adulta, renovando su proyecto de vida con una perspectiva de sentirse parte de una comunidad de práctica, que les permitirá valorar y compartir la experiencia acumulada durante años.

Son los adultos mayores parte esencial de nuestra sociedad y las transformaciones necesarias para el país deben contar con su punto de vista y, por supuesto, su participación.

Fuente: César Tulio Ossa, Director de Educación Continua de la Pontificia Universidad Javeriana