El apego en la infancia

Los diversos conceptos asociados con los tipos de relaciones y vínculos que se sostienen suelen revisarse de forma constante. Valores y palabras como cariño, amor, amistad, afecto, entre otras definiciones son la base de distintos conflictos entre las personas. Sin embargo, es bastante común que las personas no la sepan diferenciar entre uno y otro, dificultando su potencial en distintas áreas de la vida, en especial en cuanto a relaciones personales se trata. En el fondo, se trata de distintos tipos de apego sobre los que se desarrollará a continuación, haciendo énfasis en la infancia.

El apego

El apego es un tipo de vínculo emocional y afectivo que surge entre dos personas y que motiva la intención de estar cerca o en contacto con el otro de forma constante. Por lo general, esta cercanía tiende a ser física aunque, de manera conceptual, se involucra al plano emocional.

El apego puede presentarse hacia cualquier tipo de persona, ser, mascota e, incluso, objetos. No es una cuestión sujeta entre humanos. También puede manifestarse de otras maneras.

Apego: en la infancia

Durante la infancia se producen al menos cuatro tipos de apego, según se pudo determinar a través de la observación del comportamientos de bebés y otros estudios. El apego seguro es el más recomendado y, a continuación, se describen los otros tres que hay que tener en cuenta.

Apego seguro

Es el más común durante la infancia. Se basa en un vínculo en el que la presencia de la otra persona, por lo general los padres, genera una sensación de bienestar y tranquilidad. Es usado como una suerte de mecanismo de defensa sobre el cual volver en caso de malestar o miedo. Se vuelve necesario en esos escenarios.

Por eso, cuando la figura de apego no se encuentra, se produce malestar, inseguridad y angustia en el niño. Esto deriva en que reduzca su actividad y se muestre preocupado. Al reencontrar a esta persona de referencia es común que vuelva la tranquilidad. Este nexo parte de la base de que la otra persona responderá a las necesidades del niño o niña.

Apego ambivalente

Este apego es conocido como resistente, en algunas ocasiones. Se basa en la presencia de dudas en relación con la figura de apego y la respuesta que esta ofrece ante las necesidades del niño. Por tanto, el niño o niña no está seguro o segura de poder contar con el respaldo de otro en determinados momentos. Esto limita el desenvolvimiento al no encontrar cercanía o acompañamiento por parte del adulto.

En estos casos, los niños o niñas suele acercarse a la madre o la figura de apego que corresponda en el momento. Esto se produce debido a que experimentan inseguridad. Más allá de la cercanía, en ocasiones, cuando la persona no está presente, no es claro cómo podrá ser recibida por el niño o la niña.

Apego evitativo

Es considerado como otro apego inseguro. El niño o niña tiende a no buscar seguridad ni protección en la figura con la que sostiene el apego. Por tanto, cuando esta figura no está no suele mostrar niveles de sufrimiento o miedo e, incluso, al volver, no se siente contento o agradado.

¿Por qué ocurre esto? Porque el apego pude haberse pensando poco sensible a las necesidades e intereses del menor. Esto se manifiesta, en especial, cuando se trata de afecto y protección. Es probable que se sientan no apoyados o experimenten rechazo hacia sus necesidades. Por tanto, evitan manifestarlas.

Apego desorganizado

Este apego es el resultado de la mezcla de los dos anteriores. Se manifiesta cuando las figuras de apego son una positiva y la otra negativo, produciendo satisfacción y daño a la vez. Por lo general se manifiesta en contextos de maltrato y violencia intrafamiliar, por lo que son aún más delicadas.

Las conductas que el niño o la niña manifiestan no suelen ser conscientes. Por otro lado, la ausencia de esa figura de referencia deriva en que se sientan inseguros al momento de realizar distintas cuestiones, aunque cuando aparezca puede experimentar tranquilidad. Por otro lado puede manifestar desinterés hacia el contacto y exponen patrones cambiantes de conducta.

Por lo anterior suele ser necesario fomentar vínculos seguros, ya que esto facilitará el crecimiento del niño o niña.

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