Sesenta y una personas refugiadas o solicitantes de asilo han pasado por las aulas virtuales de la UOC desde 2016. Tres años después del inicio de la gran crisis humanitaria en el Mediterráneo y de tambalear la opinión pública con la imagen del pequeño Aylan en la costa turca, la UOC ha hecho balance de las iniciativas llevadas a cabo para ser una #UniversidadRefugio, comprometida con los derechos humanos y la justicia social.

El modelo de aprendizaje online ha permitido a la UOC llegar a las personas que están en camino, que aún no han llegado a nuestro país o que están atrapados en los campos de refugiados fuera de nuestras fronteras, pero también a las que viven aquí y no han tenido la posibilidad de retomar o empezar sus estudios universitarios.

En febrero de 2016, la UOC abrió el Programa de acogida para refugiados que consiste en ofrecer becas para estudiar idiomas, uno de los obstáculos principales para acceder a la universidad y especializaciones de posgrados. Con el lema «La UOC acoge», los miembros de la comunidad universitaria (estudiantes, profesorado y personal de gestión) han ofrecido un servicio de acompañamiento voluntario a los estudiantes refugiados durante el curso y aulas de tutoría especiales para dar respuesta a las necesidades concretas de este colectivo.

¿Cual ha sido el impacto que ha tenido la incorporación de este colectivo en la universidad? Con motivo del Día mundial de las Personas Refugiadas, los protagonistas han explicado cómo han vivido la experiencia y cuales son los valores y las convicciones que les mueven.

Los Estudiantes Refugiados

* Para garantizar el anonimato de las personas participantes, los nombres que aparecen no corresponden con sus nombres reales.

Actualmente, sólo el 1% de las personas refugiadas tienen acceso a enseñanza superior, un derecho imprescindible para que estas personas tengan más herramientas para rehacer su proyecto de vida o contribuir a la reconstrucción o la mejora de sus países de origen.

Sara*, una de las beneficiadas del programa de acogida, tuvo que irse de Angola después de ser coaccionada, acusada de un delito y de tener dudas fundamentadas de que la investigación no se haría con garantías. Para ella, volver a estudiar en la universidad después de nueve años «ha representado la abertura de nuevas perspectivas, adquirir un conocimiento que es satisfactorio per se y conectar con la actualidad del mercado laboral fuera de su país de origen». En la UOC, cursa una especialización de economía.

«Tuve que irme de Somalia por las amenazas del grupo militar Al-Shabaab por haber liderado un programa de apoderamiento de las mujeres mediante la participación política en diversas cuestiones de su interés», explica Ibrahim*, estudiante de la especialización de Análisis de Sistemas Alimenticios. «Una vez había llegado al estado español, y después de estar casi 3 años sin estudiar, he tenido la oportunidad de empezar nuevos estudios en la UOC.»

La comunidad universitaria voluntaria

Más de cincuenta mentores han pasado por el servicio de mentorización de la UOC. Todos los estudiantes refugiados han disfrutado del acompañamiento de un voluntario o una voluntaria de la UOC gracias a RefugeESuoc, un proyecto impulsado por un grupo de estudiantes del grado de Educación Social. «El voluntariado que empecé el año 2015 me ha aportado mucho más de lo que yo he podido dar. He entendido que no hay que hablar el mismo idioma para poder entenderse con una persona », explicó a Marta Flaqué una de las impulsoras de la iniciativa.

Cristina Villanueva, estudiante de Educación Social, ha colaborado en las dos ediciones del programa. Además de perfeccionar el idioma o de aprender nuevas tecnologías, «los becados tienen la posibilidad de ampliar su red social». Ser mentora, sin embargo, no es una tarea fácil. «Hay que seguir las indicaciones que te dan los profesionales de la UOC y tener mucha empatía. Ser refugiado es una situación que no querría vivir nadie. Hay que estar preparado para estar a su lado cuando ellos quieren que estés, sin esperar nada a cambio.»

En la misma línea, Encarna Hernández, voluntaria estudiante de Psicología, considera que cursar estudios universitarios puede ayudar a mejorar la autoestima y la motivación de las personas refugiadas. «He podido acompañar un chico de Senegal que ha podido sacar adelante sus estudios y tiene opciones de encontrar trabajo. Para mí esto es un regalo. »

«La enseñanza es una necesidad básica que hay que cubrir y a la que todo el mundo debería tener acceso», asegura Nuria de la Maza, también estudiante de Psicología, que opina que estudiar les facilita la adaptación a la sociedad donde vivirán, muy diferente de la que hay en donde han vivido hasta ahora. Igualdad de oportunidades, inclusión y cultura serían conceptos esenciales en este contexto.

Además del programa de voluntariado, los estudiantes de la UOC que así lo deseen pueden contribuir a la financiación del programa de acogida y mentorización gracias a la matrícula solidaria .

Aulas compartidas

Los becados comparten aulas con el resto de estudiantes de la UOC. El conocimiento de diferentes realidades fomenta una visión crítica y competencias relacionadas con los derechos humanos, la equidad, la promoción de la cultura de la paz y la no violencia, la ciudadanía mundial o la diversidad cultural. Ser universidad refugio significa «apostar por el cometido que ve la enseñanza como un derecho universal fundamental», afirma Laura Casals, profesora de los Estudios de Artes y Humanidades.

«Es importante impulsar proyectos como éste porque creemos firmemente que la enseñanza y la formación son el camino para mejorar la situación de las personas en riesgo de exclusión social», asegura Casals. Sin embargo, hay que abordar retos en las aulas. «El proceso de adaptación a nuestra cultura universitaria es doble: a la cultura universitaria local y en la universidad virtual.»

Dar una respuesta personalizada

Para poder hacer frente a las necesidades específicas de este colectivo, la UOC dispone de una aula de acogida. Patricia Benson es la tutora que los acompaña a lo largo del curso. Para ella, ser tutora de un grupo de refugiados universitarios «va más allá de asesorar académicamente al estudiante y pide una implicación total, honestidad, sinceridad y tenacidad ».

«Cuando recibes un mensaje de un estudiante que dice:” Nos habéis inyectado esperanza “, te hace ver que tienes una obligación moral de ayudar en todo lo que sea posible, pero, como tutora, no siempre tienes las herramientas para a hacerlo. Esto decepciona. Damos esperanzas, pero no siempre las podemos cumplir», explica Benson. Por ello, la Universidad quiere ser no sólo un espacio de acogida, sino también un espacio de denuncia, de justicia, de reparación y de verdad donde se puedan analizar el origen, las circunstancias, el trayecto y la acogida gracias a la labor de sus profesores e investigadores. Jordi Borja , Tomás Jiménez , Blanca Torrubia o Víctor Sánchez, entre otros, trabajan en la UOC sobre cuestiones relacionadas con los derechos humanos, las migraciones o el refugio.

Los retos en la gestión universitaria

El modelo pedagógico y de gestión de la UOC permite llegar no sólo a los refugiados una vez llegan al país de acogida, sino también a los mismos campos de entrada a Europa. Uno de los escollos principales para acceder a la universidad es la acreditación de la formación previa. Isabel Guinovart, jefe de la Secretaría Académica, sostiene que, desde el punto de vista de la gestión académica, este es el reto más importante.

Actualmente, la UOC ofrece cursos y especializaciones propias en los que no es necesario presentar titulaciones y certificados oficiales. Sin embargo, «el sistema universitario catalán -incluyendo la UOC- sí ha reflexionado sobre cómo se puede garantizar el cumplimiento de los requisitos de acceso sin disponer de la documentación acreditativa, aunque es una cuestión todavía abierta», explica Guinovart. Para ella, el proyecto de acogida se ha trabajado colaborativamente entre todos los equipos implicados. «Esto permite la implicación profesional de toda la Universidad

El programa en datos

Sesenta y una personas refugiadas han participado en el programa de becas de la UOC, de las que dieciocho han sido mujeres. Actualmente, está abierta la presentación de solicitudes para la tercera convocatoria, que ofrecerá treinta ayudas a solicitantes de asilo, apátridas y refugiados.

En la primera edición, la mayoría de los participantes provenían de Siria, mientras que en la segunda se han beneficiado de las becas personas procedentes de once nacionalidades diferentes: Angola, Camerún, Colombia, Costa de Marfil, El Salvador, Mali, Sahara occidental, Siria, Somalia, Ucrania y Mozambique. La edad de las personas que han obtenido la ayuda se encuentra entre los 26 y los 30 años y más de la mitad disponen de estudios universitarios terminados.

¿Qué más pueden hacer las universidades?

Más allá de acciones individuales, como el programa de becas, las universidades españolas y catalanas se han organizado en diferentes grupos para dar una respuesta conjunta a los retos que plantea la acogida de las personas refugiadas. Actualmente, la UOC preside el grupo de trabajo de Cooperación de la Crue, en el que se desarrollan líneas de acción en el ámbito estatal con población refugiada. En el ámbito catalán, la Asociación Catalana de Universidades Públicas ha constituido el grupo Universidades Refugio , un espacio que impulsa acciones conjuntas entre las universidades catalanas.

En el ámbito internacional, diferentes organizaciones trabajan para fomentar la cultura de la acogida y una comunidad universitaria comprometida. Amnistía Internacional, por ejemplo, propone cinco acciones que las escuelas y las universidades pueden hacer para acoger refugiados. Scholars at Risk trabaja con universidades de todo el mundo para proteger académicos perseguidos y defender la libertad de pensamiento y de expresión. We are a welcoming Europe es una iniciativa ciudadana europea que tiene el objetivo de cambiar las políticas europeas en cuestiones de migración y refugio. Para adherirse, los ciudadanos de los Estados miembros pueden firmar aquí.

 

Fuente: UOC News
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